jueves, 20 de mayo de 2010

He odiado no lo niego,
un sentimiento tan fuerte
y profundo como el amor.
Y como una tumba solitaria
yació mi vida un tiempo por ese dolor.
El odio te enfría silenciosamente el corazón,
y con el salpicas a inocentes, cuando
no descargas tu ira directamente al agresor.
Sin remedio, te reprimes
y esperas que el tiempo sane el desamor.
Pero la cura no llega, descargarse es mejor,
no niegues el odio porque es humano
saca, tira, echa fuera tu carga
pues solo así...
llegará de nuevo el disfrute del Amor.

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