
Me acerco y como hielo siento tu piel
un muro se levanta entre los dos,
y aún de lejos las nubes
me roban la oportunidad
de disfrutar de tu mirada.
He querido derrumbar ese muro
y resoplar con fuerza
para disipar las nubes,
pero ante mi esfuerzo
erguido el muro se planta frente a mi,
y las nubes espesan el horizonte.
Solo, tan solo
por un tiempo más
he de esperar
si caen los muros que has levantado
y la esperanza se asome en el amanecer.
Si no caen,
partiré aún amándote.
