ella en sí no es un martirio,
ni se convierte en un mal sueño...
cuando estaba sola y respiraba por mí
de frente la tropezaba,
y saludándola con ironía
la veía por ahí...
Ahora que mi respiro compartido está,
alguna noche se convierte en un mal sueño
que me hace de un salto despertar...
una mirada a mis pequeños, una caricia en su cabello,
una plegaría al Cielo me es imposible no dar:
Permitid que ellos crezcan para poderte tropezar.
